Los precursores del Agua Estructurada: Agua Viva o Agua EZ

El concepto de agua estructurada, también conocida como agua viva o agua EZ (por sus siglas en inglés, Exclusion Zone), ha atraído mucha atención en los últimos años debido a sus supuestos beneficios para la salud. Sin embargo, la idea de que el agua puede tener una estructura molecular especial no es completamente nueva. A lo largo de la historia, diversos científicos y pensadores han explorado la relación entre el agua y la vida, sentando las bases de lo que hoy entendemos como agua estructurada.
Uno de los precursores más importantes en la investigación sobre el agua estructurada fue el físico estadounidense Gerald Pollack, quien, en su estudio de 2007, propuso la existencia de una zona de exclusión (EZ) en el agua. Según Pollack, esta zona es una capa de agua organizada que forma una estructura especial alrededor de partículas en suspensión. Este descubrimiento abrió nuevas perspectivas sobre cómo el agua puede interactuar con las células y los tejidos, más allá de su rol como simple disolvente.
Antes de Pollack, hubo figuras clave como Masaru Emoto, un investigador japonés conocido por sus estudios sobre la «memoria del agua». Emoto sugirió que el agua podría responder a estímulos externos, como sonidos o pensamientos, creando estructuras geométricas en sus cristales. Aunque sus ideas fueron objeto de debate, sus investigaciones contribuyeron a la percepción de que el agua tiene propiedades más complejas de lo que se pensaba.
Sin embargo, uno de los precursores más notables y visionarios en este campo fue el inventor y naturalista Viktor Schauberger. Este científico austriaco, autodidacta y pionero en el estudio del agua, dedicó su vida a entender la dinámica del agua en la naturaleza. Schauberger creía que el agua no es solo un simple líquido, sino un ser «vivo» con una energía propia. Según sus investigaciones, el agua, cuando fluye de manera natural, adopta un «movimiento implosivo» o vórtice que mantiene su vitalidad y estructura. Afirmaba que el agua estructurada, al fluir de forma espiral y natural, podía mantener sus propiedades curativas y energéticas, mientras que el agua que fluye de manera artificial o en tuberías rectas pierde estas cualidades.
Las ideas de Schauberger, aunque consideradas extravagantes por muchos de sus contemporáneos, han influido profundamente en el estudio de la biofísica del agua. Sus descubrimientos sobre el flujo natural del agua y su relación con la vida continúan inspirando investigaciones modernas en el campo del agua estructurada y su potencial para la salud.
Hoy en día, el concepto de agua estructurada o agua viva sigue evolucionando, y muchos buscan aprovechar sus beneficios, especialmente en términos de hidratación celular y detoxificación. La idea de que el agua pueda existir en un estado más organizado y eficiente abre un campo de posibilidades para la salud y el bienestar.
El agua, un espejo de las emociones y la energía
El Dr. Masaru Emoto, investigador japonés, revolucionó la manera en que vemos el agua con su teoría de los “Mensajes del Agua”. Según sus estudios, las moléculas de agua tienen la capacidad de reorganizarse en formas hexagonales armoniosas cuando se exponen a estímulos positivos, como palabras amables, música clásica o incluso pensamientos de gratitud.